Vivimos envueltos en una rutina que muchas veces provoca que no veamos la verdadera riqueza de la vida, corremos de un lado a otro envueltos de mil responsabilidades que nos empañan la realidad. Cada día somos atormentados con noticias negativas que hieren los sentimientos de cualquier persona por muy insensible que sea. Vivimos en la sociedad de dar más cada día, sumergidos sin saberlo en una carrera de fondo por llegar no sé muy bien a dónde.
Pero de pronto te paras, observas y escuchas…, el tiempo se detiene y las cosas cambian su color. Cada uno hablamos de lo nuestro, de nuestras vivencias, nuestros problemas o nuestras metas. El valor de la escucha es interminable, se nos cambia la cara cuando somos escuchados, cuando compartimos una idea o un sueño, cuando hablamos en alto y nos sentimos comprendidos.
La escucha activa y sincera es pura magia, magia sencilla.
Por eso creo que escuchar y ser escuchado es de las muchas cosas que nos pueden cambiar la vida.
Echemos el freno de mano a nuestra rutina, paremos un momento y dediquemos tiempo a quien queremos, vamos a preguntar cómo nos va y a compartir ilusiones, vamos a disfrutar de los ratitos, de las conversaciones y de las personas...
Un beso.
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